Delaware es un pequeño estado, pero ayer tomó una decisión gigante al
convertirse en el undécimo de Estados Unidos en legalizar los matrimonios gay. Esto
ocurre a menos de una semana de que Rhode Island, otro pequeño estado al
noreste del país, también aprobara una medida similar.
Apenas horas después de que el Legislatura estatal aprobara la medida,
el gobernador Jack Markell firmó la ley asegurando que Delaware había
"escrito hoy un nuevo capítulo" en su historia y "probado que la
justicia y la igualdad siguen adelante" en el estado. Y sin duda, con el
paso dado ayer, Delaware ahora puede ser considerado un “pequeño gigante”.
El caso de Delaware y Rhode
Island son sólo pequeñas batallas ganadas, en la gran guerra que se está
librando en este país para que las personas gays disfruten de los mismos
derechos que tiene el resto de la población. Es un asunto netamente de derechos
civiles.
El matrimonio gay está generando cada vez más aceptación en la
sociedad estadounidense, que está a la espera, con gran expectativa, de las
decisiones que tomará antes de junio la Corte Suprema de Justica sobre este
polémico asunto. Pero mientras eso ocurre, los estados, uno a uno, están cayendo como
piezas de dominó. Y es que ya no se puede luchar contra lo que es correcto.
Contra el derecho que tienen todos los seres humanos a ser tratados por igual.
En Estados Unidos además de en Delaware y Rhode Island, el matrimonio gay
ya es legal en Nueva York, Massachusetts, Nueva Hampshire, Connecticut, Iowa, Maryland,
Maine, Vermont y Washington, y en el Distrito de Columbia, la capital del país.
La pregunta ahora es cuál estado seguirá los pasos del “pequeño gigante”.
¿Illinois? ¿Nueva Jersey? …o a lo mejor ¿California? Es solo cuestión de
tiempo.
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